¿Te ha pasado que dos personas ven exactamente la misma situación… pero reaccionan de forma totalmente distinta?

Lo que ves no es lo que pasa… es lo que piensas

La forma en que miras… lo cambia todo

 

 

Por Adrián Rojas

¿Te ha pasado que dos personas ven exactamente la misma situación… pero reaccionan de forma totalmente distinta?

Piensa en este caso, llega el jefe a una reunión. Entra serio, no saluda y va directo al grano.
Uno de los participantes piensa: “¡Seguro está enojado conmigo!”. Se pone nervioso, se disculpa por todo y sale sintiéndose mal.
En cambio, otro piensa: “Está concentrado, viene con mil pendientes”. Escucha, aporta ideas y sale motivado.

¿Qué cambió? El jefe fue el mismo. La diferencia está en el observador. En cómo cada uno interpretó la situación.

Y justo ahí empieza todo.

Todos somos observadores. Pero no vemos la realidad como es, sino como somos.
Traemos creencias, juicios, miedos, expectativas… y todo eso filtra lo que vemos.

¿Te ha pasado conocer a alguien y pensar “me cayó mal” … y luego, con el tiempo, darte cuenta de que solo era tímido? Así que no era la persona, el problema es tu forma de mirar a ciertas personas.

De acuerdo a lo que ves, así es como construyes tu pensamiento, y ese pensamiento empieza a escribir tu experiencia mediante la emocionalidad.

No sentimos lo que ocurre. Sentimos lo que pensamos sobre lo que ocurre. Si estás pensando “soy un fracaso”, te sientes triste, pequeño, desanimado. Pero si tu pensamiento es “aún tengo mucho que aprender”, te sientes motivado, abierto, con energía.

Nuestras emociones no son aleatorias. Son el eco de nuestras creencias.

Tus emociones impactan directamente lo que haces y por supuesto lo que no haces.

¿Estás enojado? Respondes mal.
¿Estás entusiasmado? Propones ideas.
¿Tienes miedo? Te congelas.

Y aquí está la parte clave, Todo lo que estás haciendo te está generando resultados, y ese resultado puede reforzar una mala forma de observar, o te anima a cambiar la forma en que observas una situación, evento o persona.

Pero en realidad, todo comienza con el observador, así que si no te gustan tus resultados, comienza a ver de manera distinta.

No necesitas cambiar a la gente. Primero… cambia la forma en que estás observando.

 Quiero dejarte cinco formas para hacerlo:

  1. Cuestiónate tus lentes.
    ¿De verdad no puedes aprender? ¿O es una idea que arrastras desde hace años?
  2. Atrapa tu pensamiento automático.
    Antes de reaccionar, pregúntate: ¿esto que estoy pensando es un hecho o una suposición?
  3. Reencuadra.
    En lugar de “esto es un problema”, prueba con “esto es un reto que puedo resolver”.
  4. Busca nuevas perspectivas.
    Habla con otras personas, escucha otros puntos de vista, sal de tu burbuja.
  5. Entrena tu atención.
    La próxima vez que sientas una emoción fuerte, haz una pausa. Observa qué pensaste justo antes de sentirla.

Así que puedes darte cuenta de que tu mundo no cambia hasta que cambias tu forma de verlo

Esto no se trata de ser “positivo” todo el tiempo, se trata de ser consciente.

Eres lo que eliges ver, pensar, sentir y hacer.

Así que, si hoy no te gustan tus resultados, no empieces por afuera.
Empieza por adentro. Por la forma en que estás observando.

 

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