2025: Competencias que se hacen Tendencia

 

A medida que vamos cerrando el 2024, reflexiono sobre el impacto de un año en el que el análisis de problemas no solo se posicionó como una necesidad, sino que se convirtió en una habilidad esencial en mi labor de consultoría y mentoring. Ha sido un año lleno de aprendizajes, desafíos y momentos en los que, junto con líderes y equipos, he visto cómo esta competencia transforma obstáculos en oportunidades.

El análisis de problemas es mucho más que identificar un error o resolver un contratiempo. Es entender los matices, encontrar las raíces y diseñar soluciones que aporten valor a largo plazo. Y esta habilidad, que hace apenas unos años era un complemento, hoy se perfila como un diferenciador clave en el mercado laboral global. Según el Foro Económico Mundial, dominar esta competencia es fundamental para adaptarse a las transformaciones tecnológicas y organizacionales que están redefiniendo nuestras formas de trabajar y liderar.

Tuve una experiencia particularmente reveladora. En una empresa en la que he estado colaborando, un equipo enfrentaba una crisis operativa. Habían implementado un nuevo sistema, pero los resultados estaban lejos de ser los esperados. Me pidieron intervenir, y mi primera tarea fue ayudarles a redefinir el problema. Aquí fue donde el Coaching en fusión con la técnica de los “5 porqués” jugó un papel crucial. Tras varias sesiones, descubrimos que la raíz no estaba en la tecnología, sino en las dinámicas internas del equipo y la falta de comunicación clara.

Trabajamos juntos utilizando herramientas visuales y conversaciones poderosas. Pero más allá de resolver el problema técnico, el verdadero logro fue ver cómo el equipo de una manera creativa, recuperaba su confianza, fortalecía su colaboración y se alineaba hacia objetivos comunes. Este proceso reafirmó mi convicción de que el análisis de problemas no es solo técnico; es una herramienta de liderazgo y cohesión.

El análisis de problemas, bien aplicado, tiene el poder de cambiar culturas organizacionales. Lo he visto de cerca: mejora la toma de decisiones al basarse en hechos y datos, fomenta la creatividad en los equipos, y optimiza los recursos de manera significativa. En sesiones de mentoring y coaching, siempre enfatizo que esta habilidad no solo se trata de resolver lo urgente, sino de construir un enfoque preventivo y estratégico que permita a las organizaciones adaptarse con agilidad a los cambios e implementar una cultura de mejora continua.

Un ejemplo que destaco frecuentemente en mis talleres es cómo esta competencia no solo se aplica en entornos corporativos. Durante este año, trabajé con mis estudiantes de College en un proyecto de enfoque social. Los estudiantes aprendieron a aplicar técnicas de este tipo, logrando soluciones creativas y prácticas para problemas comunitarios. Esto demuestra que el análisis de problemas es transversal y aplica a cualquier área de desarrollo humano.

El Camino Hacia el Futuro

Hablando desde mi experiencia de más de 25 años, puedo decir con certeza que esta habilidad se desarrolla con práctica y enfoque. Para líderes y profesionales que deseen fortalecer su capacidad de análisis, recomiendo siempre iniciar con lo básico: definir con precisión el problema, recopilar datos clave y mantener la curiosidad para cuestionar suposiciones iniciales. Sin embargo en esta época, es fundamental involucrar a los equipos intergeneracionales en este proceso, ya que fomenta la diversidad de perspectivas y fortalece la cohesión, lo que permite desarrollar redes colaborativas.

En mentoring grupales, sugiero dinámicas como sesiones de brainstorming dirigidas, o ejercicios de evaluación de opciones mediante matrices de decisión. Estas prácticas no solo impulsan la creatividad, sino que también generan un sentido de pertenencia que se refleja en los resultados finales.

Mirando hacia 2025, veo un panorama en el que el análisis de problemas será más que una habilidad técnica: será un verdadero diferenciador para los líderes y equipos que quieran destacar en un entorno cambiante y competitivo, más aún cuando las inteligencia generativas adoptan las funciones repetitivas, los equipos pueden enfocarse en cosas verdaderamente importantes. Quienes inviertan en desarrollar esta competencia no solo mejorarán sus resultados; transformarán sus culturas organizacionales, fortaleciendo la resiliencia y la innovación.

Para mí, el aprendizaje más valioso de este año ha sido confirmar que, al nutrir esta habilidad en otros, no solo ayudamos a resolver problemas. Ayudamos a las personas y equipos a crecer, a confiar en sus capacidades y a enfrentar los desafíos con una visión más amplia y estratégica. Y al final, eso es lo que realmente importa.

 

Adrian Rojas

Consultor y Master Coach

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